martes, 29 de mayo de 2007

Aldo Cappelletti: Un hombre extraño al comer ravioles.

Luego de una insistencia tenaz y una demostración insoslayable de voluntad y profesionalismo, Aldo Macedonio Cappelletti llegó a ocupar el único asiento del cual dispone La Yeneral Electric Jazz Band, el de la batería: "Antes tocaba de cuclillas porque a Nahuel, nuestro bajista, también le resulta más cómodo tocar sentado; luché porque creí que me correspondía ese asiento", afirma Aldo.
Alguna vez se alejó de la música para meter la cabeza en el capot, digámoslo, se fascinó con la mecánica y hasta se puso un taller. El taller cerró en menos de un año, y hoy en casa de Aldo hay tantos pistones en desuso como ceniceros.
Cappelletti llegó a adquirir gran práctica manipulando herramientas, lo que permitió que el muchacho se desarrollara en varios oficios; sus conocimientos en materia de física cuántica, la maña adquirida y, su predilección por la música, lo motivaron a construir un redoblante con la pieza mecánica de un barco. El mismo tiene un sonido perfecto, su aspecto y sus terminaciones son de calidad industrial, y pesa algo más de 200 kilogramos. Vale aclarar, Aldo se da mucha maña y gusta mucho de la música, pero sus conocimientos en física cuántica son casi nulos.
Muchacho agradable aunque algo extraño, los ravioles los come sumergidos en vino tinto (en Internet no hay información al respecto). Para ser precisos, Aldo es un chico normal casi todo el tiempo, salvo cuando come ravioles. Acusan es su familia tratarse de una costumbre piamontesa, nosotros pensamos que es alcoholismo, más aún al verlo sorber el vino casi caliente que queda en el plato.
En cuanto a su carrera musical, particularmente, sus conciertos memorables, podemos citar aquella oportunidad en que en un festipunky, Ricky Espinoza, de Flema, le pidió prestada una gorra y nunca se la devolvió. Aldo cree que Dios castigó a Ricky por su ateísmo y aquella mala acción.
Hoy día Aldo disfruta de todo aquello que le tocó en suerte: ser flaco, bufarrón, y tener un pene minúsculo.

Trauma: No mira Los Simpson.
Motivo aparente: Estaba mirando los dibujitos cuando Susana Giménez llamó a su casa para otorgarle $100.000 de premio, pero en lugar de decir “¡Hola Susana!”, dijo: “¡No hinchen las pelotas que gente jodida la gran mierda!”

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